El estudio sobre el origen del Universo tiene una gran importancia para la ciencia y para la vida humana, ya que podemos comprender como es
que surgimos, de dónde venimos y sobre todo, qué es lo que ha hecho posible para
que se den las condiciones para la vida.
El hombre razona y
estudia el origen del Universo, ya que el entorno en el que vive es una
pequeñísima parte del universo, aparte de que existen muchas teorías acerca de
su origen y a través del tiempo, el modo de pensar de las personas respecto a
este tema cambia constantemente.
¿Pero qué es el Universo? Es una cuestión que lejos de confirmarse en su
totalidad surgen más y más dudas. De ello depende el estudio del Universo.
Nadie sabe y nadie
sabrá nunca quien fue el primer hombre que elevó sus ojos hacia el cielo para
quedar fascinado con el espectáculo estelar que se ofrecía ante su mirada, lo
que sí podemos asumir, razonablemente, es que aquel ser humano, hombre o mujer,
y todos los que le sucedieron hasta el establecimiento de las primeras
observaciones organizadas del cielo nocturno, deben haber sentido el mismo
asombro y admiración por la noche estrellada. Esto ha quedado plasmado en sus
mitos de creación y después lo incorporaron a sus religiones, agradeciendo al
Creador el haberles otorgado tal magnificencia nocturna.
Previo al surgimiento
del pensamiento científico en Jonia, los mitos de las antiguas culturas
destacaban el papel que tenía el Universo para las sociedades que construyeron,
como Stonehenge, Karnak o Chichén Itzá. El conocimiento de los cielos permitió
el desarrollo de civilizaciones agrícolas, la colonización de islas, la
construcción de monumentos de los que nos habla la arqueoastronomía y la
erección de imperios. La Revolución Copernicana cambió para siempre nuestro
lugar en el Universo. Hoy en día, el estudio del Cosmos nos orienta en torno al
origen y evolución de la vida y del planeta Tierra, permite las comunicaciones
satelitales y la comprensión del clima.